Seguimos porque sino....no acabamos nunca...
La Guerra civil española. Orígenes II
Desde 1900 en adelante y hasta el 14 de abril de 1931 en una España profundamente católica se producen significativos cambios sociales que contemplan al cristianismo como el enemigo a batir.
En España se declara la segunda república y la Iglesia se mantiene en una situación de prudente aceptación aunque en los principios que proclaman los republicanos se dice lo siguiente.
Recuerdo a cualquiera que me esté leyendo que aún faltan cinco años para la famosa guerra civil y que Franco es un militar de fama internacional y muy querido por los gobiernos hasta ese momento que acata sin problemas el nuevo sistema político adoptado en España.
Los principios fundamentales de la segunda república son:
1. El principio de igualdad de los españoles ante la Ley, al proclamar a España como "una república de trabajadores de toda clase".
2. El principio de laicidad, por el que se iba más allá de la mera separación entre la Iglesia y el Estado para adentrarse en un ámbito de total eliminación de la religión de la vida política.
3. El principio de elección y movilidad de todos los cargos públicos, incluido el Jefe del Estado.
4. El principio monocameral, que suponía la eliminación de una segunda Cámara aristocrática o de estamentos privilegiados y por el cual el poder legislativo sería ejercido por una sola Cámara.
5. Se preveía la posibilidad de la realización de una expropiación forzosa de cualquier tipo de propiedad, a cambio de una indemnización, para utilización social así como la posibilidad de nacionalizar los servicios públicos.
6. Amplia declaración de derechos y libertades. Concedía el voto desde los 23 años con sufragio universal, también femenino (el sufragio femenino se aplica por primera vez en las elecciones de 1933).
7. Separación de la Iglesia y el Estado, además del reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio.
Pese a las mentiras que nos cuentan los intoxicadores, el 24 de abril, diez días después de proclamarse la república, el nuncio
Federico Tedeschini envió un telegrama a todos los obispos en el que les transmitía el «
deseo de la Santa Sede» de que «recomend[asen] a los sacerdotes, a los religiosos y a los fieles de su[s] diócesis que respet[ase]n los poderes constituidos y obede[ciese]n a ellos para el mantenimiento del orden y para el bien común»
Pd. Lo siento por los enemigos de la historia. (continuará)