“De la abundancia del corazón habla la boca.” (
Lucas 6:45)
No sé si has percibido que las referencias a Adán que hacen los profetas y apóstoles no vienen con improperios agrestes y ni siquiera en son del más mínimo resentimiento.
Así, en por lo menos una de las escrituras que has mencionado lo llaman padre (
Isaías 43:27). Y siquiera en otra parte de los textos sagrados, lo reconocen como hijo de Dios (
Lucas 3:38).
El apóstol Pablo incluso lo hace tipo o figura de Cristo en una referencia (
Romanos 5:14). Y esto sin hacer comparaciones entre la vileza espuria de Adán, vituperándolo y escarneciéndolo, al más puro estilo del salón del reino, si ese hubiera sido el caso, al cotejarlo con la pureza magnifica del Señor. Una oportunidad que los “testigos” no se habrían perdido.
Y en otro lugar, Pablo también explica que no dejaba que las mujeres enseñaran o ejercieran dominio sobre el hombre, declarando que a diferencia de la mujer, Adán no había sido engañado. Y que por eso la mujer aprendiera en silencio. Aclarando también sin embargo, que igualmente podría salvarse al engendrar hijos y permanecer en fe, amor y santidad (
1 Timoteo 2:12-15).
Aquí, Pablo parece jactarse en favor de los varones, de esa deliberada acción que tú tanto condenas que Adán consumara en el Edén... (
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Un consejo deberíamos aprender de los grandes en los cielos; porque cuando Miguel arcángel disputaba con el propio Satanás, no se atrevió a pronunciar un juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda (
Judas 1:9).
Ya que, como también Jesús advirtió:
Mateo 5:22
22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje con su hermano será culpable de juicio; y cualquiera que diga a su hermano: Raca, será culpable ante el concilio; y cualquiera que diga: Insensato, quedará expuesto al fuego del infierno.