“No hay salvación en ningún otro,
porque no hay otro nombre
debajo del cielo que se haya dado
entre los hombres mediante el cual
tengamos que ser salvos.” (Hechos 4:12)

La entera provisión para la salvación
es una expresión de la bondad inmerecida de Dios.
De ninguna manera puede un descendiente de Adán
obtener salvación por su propia cuenta,
por nobles que sean sus obras.
La salvación es un don que proviene de Dios,
y que se da a los que ejercen fe en el valor
del sacrificio de su Hijo para expiar los pecados