De hecho, en la purificación del Templo Cristo lo llamó "la casa de mi Padre".
Y luego, cuando le pidieron señal, les dijo "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré". (
Juan 2:19) Pero ahora hablaba de su cuerpo. El que era un Templo, porque el espíritu de Dios habitaba en él.
Para nosotros los mormones es obvio, el espíritu de Cristo habitó su cuerpo y al morir lo dejó, como se habita o se deja una casa.
Pero, esto no era exclusivo para Jesús, Pablo también pronunció:
1 Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna, en los cielos.
Y más claramente en Pedro:
13 Porque tengo por justo, en tanto que estoy en este tabernáculo, el instaros a recordar,
14 sabiendo que dentro de poco tengo que dejar este, mi tabernáculo, como nuestro Señor Jesucristo me lo ha declarado.
Y esto hace más clara la afirmación de la visión de Pablo y su confusión:
2 Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo.
¿Cómo podría presumir Pablo de alguien estar "fuera" del cuerpo si no hay nadie dentro del cuerpo?
Según los testigos cuando el espíritu del hombre deja el cuerpo se dispersa como una energía vital que vuelve a Dios.
En ese caso, fuera del cuerpo, Pablo no habría sido Pablo, y hubiera estado muerto, y si muerto, como dicen los testigos, no hubiera podido saber más nada, no hubiera podido obrar, ni razonar, ni tener más conocimiento.
¿Por qué se le ocurriría la locura de que alguien pudiera estar "fuera" del cuerpo?
Así también Pedro estaba seguro de "estar en su tabernáculo" y que pronto tendría que dejarlo.
Para mí está claro, que lo que le pasó a Jesucristo al morir fue algo parecido a lo ocurrido al Lázaro de su parábola.
En esta parábola inclusive se hace alusión a la resurrección de Cristo en las palabras del Padre Abraham de que los que no creyeran a los profetas en las escrituras, no creerían ni aún si uno se levantara de entre los muertos. (
Lucas 16:19-31)
Creo que esto es suficiente para mostrar qué habría de pasarle a su espíritu entre su muerte y resurrección, cuando destruyeran su Templo, durante los tres días antes que él lo levantara de nuevo.