La idea de que un "alma" pueda tener existencia consciente separada del cuerpo, o que posea una esencia inmortal, es totalmente ajena a la Biblia. Este concepto se originó en las antiguas religiones paganas y los sistemas filosóficos de Grecia y de Egipto, y no tiene apoyo en los escritos inspirados. No hay nada en las palabras traducidas como "alma", o en su uso en la Biblia, que implique ni remotamente una entidad consciente que sobreviva al cuerpo después de la muerte, o a la que se le atribuya inmortalidad. En realidad, el NT enseña específicamente que el alma (psuje) se destruye junto con el cuerpo en el "infierno" "temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno."(Mt. 10:28).