¿Enseña la Biblia que alguien tiene que haber alcanzado la gloria celestial antes de ser reconocido como santo?


La Biblia definitivamente se refiere a santos que están en el cielo. A Jehová se le llama “el Santo [haʹgi·on, en griego]”. (1*Ped. 1:15,*16; véase Levítico 11:45.)

A Jesucristo se le describe como “el Santo [haʹgi·os] de Dios” cuando estuvo en la Tierra y como “Santo [haʹgi·os]” en el cielo (Mar. 1:24; Apo. [Rev.] 3:7, BJ).

Los ángeles también son ‘santos’ (Hech. 10:22,*BJ).

En el griego original se aplica el mismo término básico a una considerable cantidad de personas que se hallaban en la Tierra.

Hech. 9:32,*36-41, BJ: “Pedro, que andaba recorriendo todos los lugares, bajó también a visitar a los santos [ha·giʹous] que habitaban en Lida. Había en Joppe una discípula llamada Tabitá, [quien murió]*[...] [Pedro] se volvió al cadáver y dijo: ‘Tabitá, levántate.’ Ella abrió sus ojos y al ver a Pedro se incorporó. Pedro le dio la mano y la levantó. Llamó a los santos y a las viudas y se la presentó viva.” (Es patente que estos santos aún no estaban en el cielo, y que no se consideraba santo solamente a alguien sobresaliente como Pedro.)

2*Cor. 1:1; 13:12, BJ: “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y Timoteo, el hermano, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos [ha·giʹois] que están en toda Acaya.” “Saludaos mutuamente con el beso santo. Todos los santos os saludan.” (A todos aquellos cristianos primitivos que fueron purificados por la sangre de Cristo y separados para el servicio de Dios como futuros coherederos con Cristo se les llama santos. Obviamente no se esperó hasta después que murieran para reconocerlos como tales.)