Iniciado por
Legendario AG
Cuando yo tenía nueve años, vivía en Nueva York.
La poliomielitis era una realidad cotidiana. Mi padre no dormía pensando en sus tres hijos.
Y de repente, un tal Salk generó una vacuna, precisamente en Nueva York.
Se abrió un centro de vacunación inmediatamente, y salimos corriendo todos a vacunarnos.
Hicimos una cola de cuatro o cinco horas, pero se nos aplicó la vacuna ese mismo día. Sé que mi padre durmió tranquilo esa noche, por primera vez en muchos años.
Fuimos afortunados. Cuando estudié en la universidad ocho años después, uno de cada diez de mis compañeros usaba muletas o silla de ruedas: la polio era criminal.
Salk fue mi primer héroe. Después hubo otros, pero nunca olvidaré cuando mi padre nos sacó a las 5AM de la cama para correr a vacunarnos.
Otra opción hubiese sido rezar.
La ciencia es maravillosa. Le debemos mucho más que a Dios.