Hay quien asegura que no es nada bueno contener un pedo, ni siquiera en esos momentos en los que el decoro o la vergüenza obligan. Afirma pues el sujeto en cuestión, que al hacerlo, el pedo sube por la columna hasta que llega al cerebro, y claro, de ahí es de donde salen las ideas de mierda.