El existencialismo y el cristianismo.
El ser humano, inmerso en el frenesí de la vida, pierde autenticidad en el momento en el cual se aleja de sí mismo. Uno de los caminos de la salvación, es redescubrir su verdadera actitud de frente a cada cosa. Para alcanzar la felicidad debe, además, perseguir una paz interior con la espiritualidad, para tratar de equilibrar una época de crisis, de transformación y de rechazo de las ideas y de las normas tradicionales ("Esquema de las crisis", p. 26). El cristianismo, el abandono a lo sobrenatural y a Dios
representan para el hombre otro camino de salvación para encaursar la rebelión de las masas, la socialización del hombre, la incertidumbre sobre el futuro de las ideologías, de las normas y de los líderes políticos.