El problema de las mentes "erróeas" no es el error en sí mismo, es la capacidad de auto engaño que tienen para convencerse de que el error está en los demás.
Los fanáticos religiosos piensan que los equivocados son los otros y los fanáticos antirreligiosos tres cuartos de lo mismo. Ese fanatismo bipolar es muy propio de la gente poco inteligente. Los hay que desde pequeños mamaron en sus casas cualquier tipo de fanatismo y no se les mueve de ahí ni con dinamita por más demostraciones tangibles que se les ofrezcan, pero lo malo no son los fanáticos religiosos en sus diferentes vertientes.
Lo peor de las mentes herrantes (que no errantes) es que ante datos incontestables tratan de adaptarlos a su manera de pensar para no asumir el flagrante error en el que viven. Un terrorista del Estado Islámico no lo es por creer en un dios o en un libro sagrado, lo es por creer a pies juntillas aquello que sus mayores le atornillaron en el cerebro con sueños de imperios perdidos. Algo así como los fanáticos que creen desde la cuna en imperios creados a base de dogmas políticos. Son el mismo fanatismo inamovible revestido de ideología o política.
El cristianismo (y no me refiero a los que se denominan cristianos sin serlo) es todo lo contrario a esa filosofía. Es la religión que perdona el error, trata de fortalecer la sabiduría en la entrega a los demás y sobre todo ahonda en la comprensión de los defectos del prójimo. Confundir o pretender confundir cristianismo con fanatismo no es más que errar, errar y errar de mentes que están en las antípodas de aquellas mentes que son capaces de ver el propio error y que son movidas por el odio a lo distinto.

La mente debe errar pero debe saber corregir el error. La mente que no corrige el error es la mente que nace y muere herrada