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Estocada
averiguar, todo el consejo de Dios acerca de todas las cosas necesarias para su gloria y para la salvación, la fe y la vida del hombre, se declara expresamente en las Escrituras o se puede deducir lógica y claramente de ellas. La doctrina de la Trinidad no está expresamente establecida en la Escritura en el sentido técnico descrito anteriormente, pero ciertamente puede ser deducida lógica y claramente de ella. Entonces, ¿qué enseñan las Escrituras expresamente?
Primero, las Escrituras enseñan expresamente que hay un solo Dios.
"A ti te fue mostrado, para que supieses que Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él." (Deut 4:35)
En segundo lugar, las Escrituras enseñan expresamente que el Padre es Dios. Jesús habla de "Dios el Padre" (por ejemplo en Juan 6:27).
En tercer lugar, las Escrituras enseñan expresamente que el Hijo es Dios. Las escrituras identifican explícitamente al Hijo como Dios. En el prólogo del evangelio de Juan, por ejemplo, leemos: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios." (Juan 1:1). Aquí, se identifica a Jesús como Dios ("era Dios").
Cuarto, las Escrituras enseñan expresamente que el Espíritu Santo es Dios. Por ejemplo en en Hechos 5:3-4, donde mentirle al Espíritu Santo se equipara con mentirle a Dios.
Quinto, las Escrituras enseñan expresamente que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son distintos. Los tres se distinguen en numerosos pasajes, pero el más conocido es cuando Jesús ordena a los discípulos bautizar a las naciones "en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mt 28:19). Pasaje que muestra, respectivamente, la unidad y el aspecto trino de Dios, al asociar igualmente a las tres personas y unirlas en un nombre singular.
La deducción lógica y clara de estas enseñanzas expresadas en las Escrituras es que solamente hay un Dios único y verdadero, pero en la unidad de la Deidad hay tres personas coeternas y coiguales, iguales en substancia pero distintas en subsistencia.