Jesus mismo:

"Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré" (Juan 2:19).

"Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre" (Juan 10:17-18).



Dios mismo:

"Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella" (Hechos 2:24).

"Y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos" (Hechos 3:15).

"A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos" (Hechos 2:32).