Post scriptum nota anterior.

"Arbaisenea jauregia «fué, primero, la casa de mis primeros suegros (ergo: el IX duque de Sotomayor y V marqués de Casa Irujo y doña Ana María de Artázcoz y Labayen, Dama de la Reina); luego pasó a mi primer marido {ergo: don Luis Martínez de Irujo y de Artázcoz (17/11/1919-06/09/1972), Director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Vocal del Real Patronato del Museo del Prado, Tesorero General de Cáritas en el llamado "estado español" y procurador sine die en las llamadas -por los fachas- 'Cortes'}; y, ahora, es mía», detalla la actual jefa de la Casa de Alba de Tormes [ergo: doña María del Rosario-Cayetana-Paloma-Alfonsa-Victoria Eugenia-Fernanda-Teresa-Francisca de Paula-Lourdes-Antonia-Josefa-Fausta-Rita-Cástor-Dorotea-Santa Esperanza Fitz-James Stuart y Silva Falcó y Gurtubay; entre {«que no somos reyes, mas los reyes descienden de NOS»; ancestral divisa de la Casa -sí: el lema oficial es "tu in ea et ego pro ea"; el oficial, I repeat-} 8 ducados, 1 condado-ducado, 19 marquesados, 22 condados, 1 vizcondado, 18 títulos honoríficos de nivel, 12 altísimas condecoraciones y 6 muy reconocidos y prestigiosos galardones, XVIII duquesa de Alba de Tormes y XI duquesa de Berwick y hasta dieciocho veces Grande de España]. Arbaisenea jauregia [una finca de 20.000 metros cuadrados –hasta 2006, el parque privado era de 15 hectáreas-, con una casa señorial que fué construida hace ciento cincuenta años sobre una colina con IMPRESIONANTES vistas a la Kontxako badia], que durante todos estos años ha sido su residencia veraniega en la capital donostiarra, fué, en efecto, propiedad de familia de los duques de Sotomayor, la familia Martínez de Irujo, hasta la muerte en 1972 de su primer marido. La duquesa, entonces, heredó una parte de la finca y luego adquirió a los hermanos de su esposo la TOTALIDAD de la propiedad. «Arbaisenea jauregia me ENCANTA», se apresura a puntualizar. La finca constituye uno de los últimos ejemplos de las residencias veraniegas que edificaron a fines del siglo XIX las grandes familias de la aristocracia en Donostia. Se levanta sobre una colina desde la que se divisa buena parte de la ciudad, incluida la Kontxako badia. A diferencia del vecino Aiete jauregia, una antigua propiedad de los duques de Bailén (que, hasta la construcción de Miramar jauregia, fué también residencia esporádica de S.M.C. Alfonso XIII y su augusta madre) que sigue los cánones de la arquitectura neoclásica francesa, Arbaisenea jauregia hace gala de una inspiración genuinamente british. La casa, de dos plantas, remite a un cottage enclavado en medio de la campiña británica gracias a la EXUBERANCIA de la vegetación que la rodea. Pese a estar en medio de la ciudad, Arbaisenea jauregia apenas resulta visible desde el exterior debido a la FRONDOSIDAD del arbolado. En la propiedad (...) hay ejemplares muy valiosos, entre ellos un roble de MÁS de tres siglos de vida que está catalogado como patrimonio natural. En un FRENESÍ vegetal que ronda el paroxismo, las fachadas de la mansión están cubiertas por un espeso manto de parra virgen y hiedra que hace resaltar el colorido rosáceo de las hortensias que florecen en TODOS los rincones de la finca (...). Tres años después de haber enviudado por primera vez, en 1975, la duquesa se expresaba así en una entrevista concedida en Arbaisenea jauregia: «aquí hacemos vida familiar; por la mañana a la playa si hace bueno, luego al tenis y por la tarde salir con alguna amiga; no muchas porque hay poca gente que viene de fuera; a veces pasamos la frontera a hacer alguna compra, eso es todo». El periodo de incertidumbre que se abrió tras la muerte del dictador cerró el ciclo del ESPLENDOR estival donostiarra y cercenó los últimos vestigios de la 'belle époque' que aún coleaban. Como reconocía la propia duquesa, era muy poca la gente de la alta sociedad que se aventuraba a acercarse a una ciudad que se acostaba con el eco de una bomba y amanecía con el resplandor de un tiro en la nuca. Las residencias de las familias que hasta entonces habían permanecido fieles a su cita con Donostia se poblaron de sombras. Pero, la duquesa NO es mujer que se deje intimidar y se mantuvo en sus trece pese a que recibió más de una recomendación al respecto. Paradoja de las paradojas: decía que SÓLO en la convulsa capital donostiarra encontraba el sosiego que TANTO echaba en falta el resto del año. Su segundo matrimonio acentuó su querencia por la ciudad. A don Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate {(09/06/1934-11/05/2001), Director General de Música del Ministerio de Cultura, académico de número -sillón f- de la RAE y miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras}, el esteta ex-jesuita y cultivadísimo intelectual que se casó con ella en 1978, le ENTUSIASMABA Arbaisenea jauregia. En un artículo en el que recordaba la visita que la reina-emperatriz británica Victoria I realizó a la Reina Regente en el vecino Aiete jauregia, el segundo marido de la duquesa se expresaba así: «durante el mes de julio, frente a Aiete jauregia, en nuestra Arbaisenea jauregia del alma y las hortensias, vivimos, MUY tranquilos, Cayetana, que es mi mujer, y yo; largas tardes adereza la niebla TAN espesas murallas en la vaguada, álamos moribundos por una peste nacional y extraña, y cedros libaneses, enhiestos, casi bíblicos, entre dos casas (...)». El duque consorte aprovechaba las mañanas para enfrascarse en su trabajo mientras su esposa bajaba a la playa a darse un chapuzón. «A mí me gusta el mar pero no la playa, así que dedico las mañanas a leer y trabajar. En Arbaisenea jauregia he escrito bastantes cosas», declaraba en otra entrevista concedida en julio de 1985. El segundo marido de la duquesa, en efecto, redactó en sus estancias en la capital donostiarra un libro de poesía dedicado a su mujer que llevaba el nombre de 'Poemas de Arbaisenea' -Villa y Corte, ED, 1988-. Además del clima y el paisaje, la pareja solía ponderar la discreción y el carácter reservado de los donostiarras. «Por aquí podemos pasear sin que nos molesten», solía decir la duquesa. La presencia de los duques era asumida sin aspavientos en una época en que la información rosa NO había asaltado aún las páginas de los periódicos. Se sabía que los duques estaban en la ciudad -era habitual verlos por la Parte Vieja camino de alguno de sus restaurantes favoritos- pero a NADIE se le ocurría acosarles o pedirles una foto. Cuando enviudó de nuevo, la duquesa buscó otra vez consuelo entre los vigorosos macizos de hortensias de Arbaisenea jauregia. Hace un par de años se dejó ver en algunos restaurantes de Donostia en compañía de su novio y futuro marido {ergo: don Alfonso Díez Carabantes, tío carnal y padrino de una nuera del XIV duque de Abrantes, palentino de nacimiento y funcionario de la Seguridad Social}. Ya se sabe que a la duquesa le gusta la buena mesa y en ese terreno la capital donostiarra tiene POCOS rivales (no hay otra ciudad con más estrellas Michelin por habitante). Conoce personalmente a TODOS los grandes cocineros donostiarras desde que empezaron a dar sus primero pasos entre los fogones. NO desprecia las vanguardias gastronómicas aunque prefiere los platos tradicionales. Siempre se decanta por el pescado y siente una debilidad ESPECIAL por los txipiroiak tintan, sobre todo por los que le preparaba su amigo bermeotarra, don Jose Juan Castillo, gipuzkoar sukaldaria par excellence, en el restaurante 'Nicolasa', TODA una leyenda en el mundo de la gastronomía que cerró sus puertas el pasado otoño después de 98 años de actividad ININTERRUMPIDA. Seguro que este verano la duquesa se lleva un buen disgusto cuando se entere de que ya no es posible comer en el venerable restaurante. El mencionado prestigioso cocinero y amigo ha dicho que está dispuesto a acudir personalmente a Arbaisenea jauregia a hacerle su plato favorito, pero está claro que NO será lo mismo. A ella lo que le gusta es que los comensales de las mesas vecinas se le acerquen y le pregunten hasta cuándo va a seguir siendo fiel a Donostia. ¿La respuesta?; la misma que dió, por primera vez, hace 65 años: «me ENCANTA la ciudad; y, pienso seguir viniendo mientras pueda»..." {ideal.es/granada/v, 27/01/2011}

Siempre, en cualquier caso, a su disposición, damas y caballeros.

Jaume de Ponts i Mateu