Pues parece que fue algún trance religioso ... pero como bien dices, no tiene nada que ver con lo que Doonga aseguraba.
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Pues parece que fue algún trance religioso ... pero como bien dices, no tiene nada que ver con lo que Doonga aseguraba.
Hola Tosan.
No te conocía, pero veo que es todo un lujo leerte!
Bienvenido seas!! :001_smile:
No creo que se trate de juzgar. Pues quiénes somos nosotros (pecadores todos), para hacerlo?
Se trata ante todo de compartir enseñanza y aprendizaje, de todos, entre todos y para todos. Al ser bidireccional, es una forma de demostrar amor al prójimo.
Y eso es bueno... :001_smile:
(Verdad, Eliiii? :wink:)
En absoluto te sientas intimidado: Basta con hacer una pequeña modificación. Así de fácil.
Igual que los hombres pueden hacer lo que quieran, pero luego serán juzgados por sus actos; tú puedes escribir lo que quieras, pero serán tus interlocutores los que opinen sobre tus escritos.
No se trata de predicar una cosa. Se trata de hacerla compresible a los demás.
Y llegados a este punto, no sobra esta fábula.
LOS DOS CONEJOS
Por entre unas matas,
seguido de perros,
-no diré corría-,
volaba un conejo.
De su madriguera
salió un compañero,
y le dijo: “Tente
amigo; ¿qué es esto?”
“¿ Qué ha de ser?” –responde-;
sin aliento llego...
Dos pícaros galgos
me vienen siguiendo.”
“Sí -replica el otro-,
por allí los veo...
Pero no son galgos.”
“¿Pues qué son?” “Podencos.”
“¿Qué? ¿Podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos,
bien visto los tengo.”
“Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso.”
”Son galgos, te digo.”
”Digo que podencos.”
En esta disputa,
llegando los perros
pillan descuidados
a mis dos conejos.
Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.
(Autor: Tomás de Iriarte)