Iniciado por
KIMO
Tomas
¿cómo han de entenderse las palabras de Jesús
de que los que no hacen la voluntad de Dios irán
“al fuego que no se puede apagar”,
o al ‘horno de fuego donde habrá llanto y el crujir de dientes’?
(Marcos 9:43-48; Mateo 13:42.)
Al mencionar ese lugar,
Jesús no usó la palabra “Hades”
(el equivalente griego de la palabra hebrea “Seol”).
Más bien, usó la palabra “Gehena”.
Esta palabra se refería a un vertedero
que quedaba cerca de Jerusalén
llamado el valle de Hinón,
donde se mantenía ardiendo el fuego para destruir la basura.
Este era un término apropiado
que haría que los que escuchaban a Jesús
pensaran no en sufrimiento eterno,
sino en destrucción completa, en la aniquilación por fuego.
En la Revelación dada al apóstol Juan
se habla del “lago que arde con fuego y azufre”,
donde son arrojados todos los que practican cosas malas.
(Revelación 21:8.)
Si el infierno existe, este debería ser el lugar,
pues los inicuos van a parar allí.
Pero este mismo libro bíblico dice que la muerte heredada de Adán
y el Hades serán arrojados en ese mismo lago de fuego.
¿Pueden estas dos cosas abstractas sufrir?
No.
Aquí el fuego representa su desaparición,
la cual ocurrirá una vez que hayan
‘entregado los muertos que hay en ellos’,
es decir, después de la resurrección de los muertos.
(Revelación 20:13, 14.)
Estos últimos ejemplos muestran que
el fuego es solo un símbolo de la aniquilación o la destrucción eterna.
Por lo tanto, no hay sufrimiento en el lago de fuego,
o Gehena, como tampoco lo hay en el Hades (o el Seol)