Cita Iniciado por KIMO Ver Mensaje
Esa ley se la Dios Jehova al pueblo de israel solamente
La Ley de Moisés ordenaba a los israelitas que hicieran ofrendas o sacrificios.
Estos le agradaban mucho a Jehová y representaban el sacrificio de Jesús
o los beneficios de ese sacrificio (
Heb 8:3-5; 9:9; 10:5-10).

En ninguna parte del Evangelio nos dice Jesucristo que los sacrificios antiguos fueron reemplazados por el sacrificio de Cristo. Eso solo viene en las cartas atribuidas a Pablo que fueron torcidas por los indoctos. No se puede ser cristiano y seguir otras doctrinas diferentes a la doctrina de Cristo. La doctrina de Cristo es el Evangelio y punto, no hay nada más.

Jesucristo dice misericordia quiero y no sacrificios, entonces no es correcto que alguien venga diciendo que a Jesucristo le agrada el sacrificio que hicieron con Él. ¿Te gustaría a ti que te sacrificaran, te torturaran y te crucifican? Por supuesto que no. Pues a Jesucristo tampoco le gustó que le crucificaran, pues sudó gotas de sangre de terror cuando vio que le iban a crucificar. Entonces a Jesucristo no le agradaban los sacrificios ni aquel sacrificio que hacían con Él.

Y la gran pregunta es esta: ¿Por qué Jesucristo se dejó crucificar?

Y la gran respuesta es ésta:

Jesucristo se dejó torturar y crucificar para que el mundo comprendiera para siempre que aquellos que torturan y matan a las personas, antes o después, torturan y matan a los inocentes.

Así que no defiendas leyes del Viejo Testamento que mandan penas de muerte, guerras, genocidios, esclavitud y sacrificios..., cosas que Jesucristo abolió porque solo eran preceptos de hombres. Y esto es lo que te enseña el Evangelio. Y lo que enseña el Evangelio es lo que hay que seguir.

Así que déjate de leyes de muerte del Viejo Testamento. Y déjate de leyes de penas de muerte y sacrificios de las cartas atribuidas a Pablo, porque esas cartas fueron torcidas por los indoctos y mal asentados, entonces esos escritos no son fiables, hay que juzgarlos a la luz del Evangelio. Y eso es lo que te enseña el mismo Pablo en otros escritos diferentes que te dicen que no creamos en ciertos escritos por carta como si fueran de él.