Hoy quizás sea el día en que no espere mucho de nada,
puedo asomarme muchas veces sin ver realmente que hay
del otro lado de la ventana, el tiempo se escurre entre los dedos
como instantes de la misma fotografía desde hace mucho.
He aprendido a sentarme quieta, apenas a respirar, al lado
acechantes continúan enseñando sus fauces la angustia
y la ansiedad, inquilinas habituales en esta que es la celda común.

Alguien sigue tarareando la misma tonada, quiero saber que dice
pero de solo intentarlo la indiferencia me ataca,
me siento como en el sube y baja, tengo tan embotado el cerebro,
apenas y me permito respirar, quiero tirarme y ver las nubes pasar.