Vamos a suponer que cierto día o cierta noche un demonio se introdujera furtivamente en la soledad
más profunda y te dijera:«Esta vida, tal como tú la vives y la has vivido,
tendrás que vivirla todavía otra vez y aun innumerables veces; y se te repetirá
cada dolor, cada placer, y cada pensamiento, cada suspiro y todo lo
indeciblemente grande y pequeño de tu vida. Además todo se repetirá en el
mismo orden y sucesión... y lo mismo este instante y yo mismo. El eterno reloj
de arena de la existencia se le dará la vuelta siempre de nuevo, y tú con él,
corpúsculo de polvo»
.¿No te echarías al suelo, rechinarías los diente y
maldecirías al demonio que así te hablase? O puede que hayas tenido alguna
vez la vivencia de un instante prodigioso en el que responderías:«¡tú eres un
dios y nunca oí nada más divino!». Si aquel pensamiento llegase a apoderarse
de ti, te transformaría como tú eres y acaso te aplastaría. En todo tu obrar, a
cada cosa y a cada paso, se impondría como la carga más pesada la
pregunta:«¿quieres que se repita esto otra vez y innumerables veces?». O
¿cómo tendrías tú que ser bueno para ti mismo y para la vida, no aspirando a
nada más que a confirmar y sellar esto mismo eternamente?


F. Nietzsche- La gaya ciència
341 La carga más pesada.