Cita Iniciado por Elisabet* Ver Mensaje

El mandamiento de Dios para los hombres es no matarás". Y los hombres deben guardar ese mandamiento, pues solo Dios, que es el que da la vida a las personas y hace que se mantengan con vida, tiene la autoridad sobre la vida de las personas.

Y cuando Dios ve que es necesario, puede hacer que las personas dejen de respirar cuando Él deje de soplar sobre sus narices, como les ocurrió a Ananías y Safira cuando quisieron sustraer del precio de lo vendido que debían entregar para ser tenido en común con la multitud de los ceyentes para que fuera repartido a cada uno según su necesidad, como hacían todos los que habían creído y se unían a la comunidad de creyentes:

Hechos 4:32
Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.
4:33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.
4:34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido,
4:35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.
4:36 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre,
4:37 como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles.

Pero Ananías y Safira vinieron con engaño queriendo hacer ver que ellos también se unían a la comunidad de todos los creyentes para tener todas las cosas en común, cuando la realidad es que ellos no llevaban aquella noble intención:

Hechos 5:1
Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad,
5:2 y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.
Eso, hoy día, sería un asesinato de dos personas. Y el principal sospechoso sería Pedro.

Por la narración, se observa que no fueron muertes normales.

Por favor, no se alteren. Estoy diciendo, hoy día.