Para sacarse la espinita, se ordenó un operativo contra una narcoguarida en el duro barrio de Tepito, de la capital mexicana.

Hasta altares satánicos y osamentas humanas tenían los maleantes.



El juez, prevaricador (de la familia Padierna), liberó a los villanos. Eso demuestra que para AMLO no ha sido fácil erradicar la corrupción.