En las Sagradas Escrituras hay suficientes pruebas de que María, la madre de Jesús, tuvo más hijos.

El evangelista Mateo así lo creía: “Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito”. Conocer en la Biblia es tener relaciones sexuales.

El evangelista Lucas dice que Jesús era Primogénito: “Y dio a luz a su hijo primogénito”. Da por hecho que tuvo más hijos, de lo contrario hubiera dicho “Unigénito”.

Los famosos “hermanos” que se mencionan varias veces en los evangelios, los creyentes dicen que la palabra “hermanos”, también puede significar “familiar”.

Vale. Tendrá que ser el contexto el que aclare el significado real; no tomar el que a cada uno nos convenga.

Cuando estando en su tierra enseñaba en la sinagoga, sus paisanos se admiraban porque no entendían que Jesús, a cuya familia conocían, tuviera unos conocimientos no propios de una familia humilde: “¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?
¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?
¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?”.

Hablan de sus hermanos; de esas personas que tienen los mismos padres; la misma sangre.

Seguramente era una familia muy humilde. Posiblemente ni Jacobo, ni José, ni Simón ni Judas eran muy espabilados. Por eso la admiración de sus paisanos.

Esta es la realidad. No hay cosa más absurda que te engañen, y encima, seas tú el que busque la justificación del engaño.