Entre los dioses, no hay ninguno como tú, oh, Jehová, ni hay obras como las tuyas, Salmo 86:8
El nombre es una forma de un verbo hebreo, hawáh, que significa llegar a ser, y de hecho da el sentido de Él Causa que Llegue a Ser, o El Hace Que Llegue A Ser. Así, pues, el nombre de Dios lo identifica como Aquel que cumple progresivamente sus promesas y realiza infaliblemente sus propósitos. Solo el Dios verdadero podría llevar un nombre tan significativo.