Los misericordiosos mandamientos de Jesucristo, muy pocos los quieren guardar con amor, porque mandan NO MATARÁS y tener misericordia con todos... Prefieren a ""Pablo"" que justifica la esclavitud y la Ley de la espada...
Lo que yo predico es la enseñanza del Evangelio recordando siempre los misericordiosos mandamientos de Jesucristo. Cosa que muchos no hacen ni tú tampoco, y es que no amas el Evangelio de Jesucristo.
A ti te gustaría que el Evangelio, fueran las leyes del viejo testamento, que mandan penas de muerte, guerras, genocidios donde se mataban a hombres, mujeres y niños, y donde también se mandaba esclavitud y muchos sacrificios, cosas que Dios no había mandado.
Los misericordiosos mandamientos de Jesucristo, muy pocos los quieren guardar con amor, porque mandan NO MATARÁS y tener misericordia con todos... Prefieren a ""Pablo"" que justifica la esclavitud y la Ley de la espada...
Y que es lo que escribes...
Lo que yo predico es la enseñanza del Evangelio recordando siempre los misericordiosos mandamientos de Jesucristo. Cosa que muchos no hacen ni tú tampoco, y es que no amas el Evangelio de Jesucristo.
A ti te gustaría que el Evangelio, fueran las leyes del viejo testamento, que mandan penas de muerte, guerras, genocidios donde se mataban a hombres, mujeres y niños, y donde también se mandaba esclavitud y muchos sacrificios, cosas que Dios no había mandado.
Los misericordiosos mandamientos de Jesucristo, muy pocos los quieren guardar con amor, porque mandan NO MATARÁS y tener misericordia con todos... Prefieren a ""Pablo"" que justifica la esclavitud y la Ley de la espada...
Última edición por Elisabet*; 20-mar.-2023 a las 05:26
Los misericordiosos mandamientos de Jesucristo, muy pocos los quieren guardar con amor, porque mandan NO MATARÁS y tener misericordia con todos... Prefieren a ""Pablo"" que justifica la esclavitud y la Ley de la espada...
El amor “no se vanagloria, no se hincha”.
No busca el aplauso ni la admiración de otros
La persona que tiene amor no rebajará a su semejante
con el objeto de aparentar ser más importante,
sino que, más bien, exaltará la persona de Dios
y procurará con sinceridad animar y edificar a su semejante.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)