Literalmente no pude ni empezar el test, presuponía demasiado, me obligaba a aceptar universales en los que no creo; mi grupalidad tuvo el mismo problema:
Yo les dije ni bien abandoné el test:
"Ey, ¿alguien más quiere hacer este test a ver qué les da?"
De quienes aceptaron (3), nadie lo pudo responder, pues lo más divertido de un test es hacerlo respondiendo genuinamente, no hay gracia ninguna en responder algo que no es lo que uno quiere responder.
Recuerdo cuando una amiga me pasó un test de Harry Potter, a ver qué casa de Hogwarts me tocaba... Pasó lo mismo.