Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela.
Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti.
Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.
Sal con una chica que lee porque te lo mereces.
Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar.
Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo.
Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.
O mejor aún, a una que escriba.
(Letranías)