-¡Puta! ¡Fuera! ¡Puta! -Gritó desde la habitación.
- A la próxima no tendrás más oportunidades.
-¡Fuera de mi vista!

Y se marchó, dejando detrás una estela de sueños por cumplir aún con las ilusiones pegadas a trozos de remiendos baratos. Eso sí, la sonrisa delataba el sabor a libertad.

Racha.