Despertó a su lado y casi sintió el aroma a almizcle. Dormía, el aire cálido lo llenaba aún de su cuerpo descansando, a su lado. Una mezcla de sudor animal, pinos al momento de florecer, tal vez romero que sabían encontrar en las cercanías del arroyo que serpenteaba cerca de la cabaña. Se inclinó hacia ella y la beso, despacio, sintiendo su aliento. Abrió los ojos y se despertó del todo, miró la estancia. "Ni almizcle ni un carajo -pensó mientras se levantaba-, se ha apagado la estufa. es el puto dioxido de carbono".

detrás