Ya no hay carne de cañón, y la que hay, sinceramente, sus lloriqueos me causan lástima y compasión... así que... bueno...
Qué aburrición.
Ya no hay carne de cañón, y la que hay, sinceramente, sus lloriqueos me causan lástima y compasión... así que... bueno...
Qué aburrición.