Hay cientos, miles de mártires en la Iglesia Católica. Murieron con inmensa esperanza (algunos cantando y sonriendo) y siempre perdonando a sus enemigos, como hizo Nuestro Señor Jesucristo. Pero nunca había visto una foto de uno de ellos en el momento de su muerte gloriosa y hermosa, porque no hay nada más hermoso que el sacrificio por Amor. El sacerdote mexicano Miguel Pro, víctima de la persecución religiosa en México a principios de siglo XX, fue beatificado por Juan Pablo II en 1988. No veamos en su muerte algo triste, trágico y repelente, sino edificante y alegre, porque la muerte en los brazos de Cristo y llena de amor a los enemigos, es el comienzo de la vida y de la felicidad eterna para todos. Es lo querrá que sintamos el Beato Miguel Pro desde el Cielo.





El Padre Miguel Pro rezando antes de ser fusilado. Dijo en voz alta: "Señor, tú sabes que soy inocente. Perdono de corazón a mis enemigos".

El padre Miguel Pro, momentos antes de ser fusilado, extendió sus brazos en cruz. Tenía un rosario en una mano y un Crucifijo en la otra. Exclamó: "Dios tenga compasión de ustedes. Que Dios les bendiga.¡Viva Cristo Rey!".




Aprendamos de nuestros mártires a perdonar a los que nos ofenden y hacen daño, y a pedir a Dios la gracia de tener la valentía de proclamar la Verdad para ayudar a nuestros hermanos sin renegar nunca de Cristo, aunque sea a costa de nuestra sangre, todo por Amor. Santos mártires, rogad por nosotros.

Biografía: buscar en Google "Padre Miguel Pro".