

En honor de la Santísima Virgen de Lourdes, detallamos más la vida de este gran hombre que supo anteponer la Verdad a sus creencias, en lugar de cerrarse en su posición por intereses emocionales.
Wikipedia: Alexis Carrel (Sainte-Foy-lés-Lyon, Francia, 28 de junio de 1873 - París, 5 de noviembre de 1944). Biólogo, médico, investigador científico y escritor francés. Por sus contribuciones a las ciencias médicas fue galardonado con el premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1912. Julius H. Comroe, profesor emérito del Cardiovascular Research Institute (University of California at San Francisco) escribió: "Carrel ganó el Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 1912, «en reconocimiento a su trabajo acerca de sutura vascular, y trasplante de vasos sanguíneos y de órganos». Entre 1901 y 1910, Alexis Carrel, utilizando animales de experimento, efectuó todas las acciones y desarrolló todas las técnicas conocidas hoy en cirugía vascular (...)".Dotado de un fino sentido de observación, sus amigos decían de él que tenía "el ojo en la espalda... En Francia, fue honrado con la Ordre national de la Légion d'honneur (Orden de la Legión de Honor). Fue miembro de la Accademia de Lincei (Pontificia Academia de Ciencias). En 1912 fue testigo ocular de una curación extraordinaria en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, lo cual significó el comienzo de un cambio progresivo en su vida, que lo llevó del escepticismo a la fe

La Conversión de Alexis Carrel
Alexis Carrel, premio-Nobel de Medicina en 1913, fue uno de los sabios de la época, profesaba el agnosticismo. Llevado por la angustia metafísica del ser escribió una obra que tituló La incógnita del hombre.
Corría el año de 1903, los milagros de Lourdes inquietan a Alexis, el cual decide ponerse al frente de un equipo médico, llevando en peregrinación a 300 enfermos. En el hospital de los Sept-Douleurs le piden que chequee a la paciente María Bailly que se encontraba grave. Después de auscultarla emitió su diagnóstico: “Peritonitis tuberculosa. Está en el último grado de caquexia. Puede vivir todavía algunos días, pero está perdida”.
"Hay una paciente que está más cerca de la muerte en este momento que cualquiera de los otros. He sido llamado al lado de su cama numerosas veces. Esta desafortunada chica está en las últimas etapas de una peritonitis tuberculosa. Conozco su historia. Toda su familia murió de tuberculosis. Ella ha tenido úlceras tuberculosas, lesiones de los pulmones, y ahora, en estos últimos meses, una peritonitis, diagnosticada tanto por un médico general como por un cirujano reconocido de Burdeos, Bromilloux. Su estado es muy grave, yo tuve que darle morfina en el viaje. Ella puede morir en cualquier momento, justo debajo de mi nariz. Si un caso como el suyo se curara sería realmente un milagro. Nunca dudaría de nuevo... Su condición se deteriora constantemente. Si ella llegara a casa de nuevo con vida, eso de por sí sería un milagro... Ella está condenada. La muerte está muy cerca. Su pulso es muy rápido, de ciento cincuenta pulsaciones por minuto, e irregulares. El corazón está apagándose..." Diario de Alexis Carrel

La enfermera que la cuidaba le expresa el deseo de la enferma de ser llevada a la fuente milagrosa. Los médicos acceden y Carrel se ofrece a acompañarla. Cuando está saliendo del hospital le comenta a su compañero: “si esta se cura, me meto a monje”.
Alexis Carrel
Retirando los cobertores, el cuerpo de Marie estaba expuesto de nuevo. El abdomen estaba hinchado como antes, pero algo más pronunciado en el lado izquierdo... "Temo que se me muera entre las manos...", habría declarado Carrel. Cuando el tren arribó a Lourdes, la joven Marie Bailly estaba semi-inconciente, pero al llegar ella al Hospital de Lourdes propiamente dicho, ella estaba conciente. Carrel tenía una visión tan pesimista de la condición de la joven que prometió "convertirse en monje" si ella llegaba con vida a la Gruta, situada apenas a 400 metros del hospital. Por insistencia de Marie Bailly, una jarra llena de agua del manantial de Lourdes fue vertida tres veces sobre el abdomen, ciertamente muy hinchado, de la joven. Media hora más tarde, el pulso de la joven comenzó a disminuir y el vientre hasta entonces hinchado se acható. Durante ese tiempo, Marie Bailly permaneció totalmente conciente. Carrel quedó perplejo: el científico que regía su interior se negó a aceptar la posibilidad de un milagro, pero su mente tampoco lograba obtener una conclusión empírica y pragmática.
“Estoy alucinado”. Todos los médicos la vuelven a examinar y el dictamen es unánime: “esta enferma está completamente curada, es indiscutible”.
En secreto, esa misma noche escribió en su cuaderno íntimo, esta confesión a la Virgen:
“Dulce Virgen, que socorréis a los desgraciados que os imploran humildemente, guardadme. Creo en Vos. Habéis querido responder a mis dudas por un esplendoroso milagro. No sé verlo y dudo todavía. Pero mi mayor deseo y el objetivo supremo de todas mis aspiraciones es creer, creer perdidamente, ciegamente, sin discutir ni criticar nunca más.
Vuestro nombre es más dulce que el sol de la mañana. Acoged al pecador inquieto, de corazón agitado y de frente arrugada, que se agota persiguiendo quimeras. Bajo los consejos profundos y duros de mi orgullo yace un sueño, desgraciadamente sepultado todavía, el más seductor de todos los sueños, el de creer en Vos y amaros como os aman los monjes de alma blanca”.
No obstante, la conversión del premio Nobel no fue instantánea, sino que tardó mucho tiempo en aceptarlo y se puso a investigar en alternativas para explicar lo sucedido que no tuvieran que implicar que Dios existiera, como una supuesta energía natural que fluyera cada vez que un ser humano rezara, y que podría la causa de esas violaciones de las leyes físicas que llamamos milagros.

Documento de entrega del Premio Nobel de Medicina.
Cerca de morir hizo la siguiente profesión de Fe:
“Quiero creer y creo todo lo que la Iglesia católica quiere que creamos. Y no experimento en ello ninguna dificultad, ya que no encuentro ninguna oposición real con los datos reales de la ciencia”.
El libro que escribió antes de morir, “La Conducta en la vida”, demuestra un cambio radical en su pensamiento. Después de su muerte apareció su libro “El viaje a Lourdes”.
El caso con mayor detalle puede consultarse en Wikipedia "Alexis Carrel".

Inmaculado Corazón de María, ¡sed mi salvación, Madre Mía!