Enjuiciar el incesto, como casi todo lo que se hace en libertad, es, a mi juicio, una temeridad. Por lo que he leído, casi todas las opiniones aquí vertidas pertenecen a la cultura occidental y con esas máximas y desde esa perspectivas se emiten.
Siempre he pensado que aquello que aborrecemos, mientras lo aborrecido no sea algo malo en sí mismo, lo denostamos porque no nos ha sucedido en nuestras propias carnes; lo que habría que pensar es, ¿qué haríamos en la situación en la que seamos protagonistas de algo así?
En principio, a mí el incesto entre hermanos, no me seduce nada; con los primos sería otra la cuestión; con los padres mi razón se supera y me estremece en sí misma.
Cuando la relación se establece con menores, sigo hablando de relación incestuosa, siempre es reprobable, porque el menor aún no está formado para saber elegir con madurez y la libertad siempre pasa, para serlo, por la madurez, aunque, a veces, la edad y la madurez no van en consonancia, pero vivimos en sociedad y hay que establecer unos mínimos.
Yo, en principio, no mantendría una relación incestuosa, pero cuántas veces decimos "esto jamás lo haré" y terminamos haciéndolo.
Lo que sí tengo claro, que juzgar es gratuito y cada caso de debe tratar como algo particular y nunca como algo social o público.

Otras culturas admiten el incesto como algo natural, ¿dónde está el límite? No lo sé, pero sea como sea, no hay que lapidar a nadie por algo así ni de palabra ni de obra.
Si la voluntad se violenta, y hablo de formar en el incesto a niños para que lo vean como algo normal, entonces sí lo repruebo; inculcar ideas, sean éstas cuales sean, de forma cuasi subliminal, de forma que la persona haga y piense lo que alguien haya decidido, eso sí que me parece un acto vandálico y altamente peligroso; así se conculca la libertad individual, no confundir con libertinaje, y eso, sí que es el bien más preciado por el que todos deberíamos luchar.

Un saludo a todos.[/B][/B][/I]