Dejame seguirte en el camino
yendo hacia tu sueño doloroso.
El temor que en tus ojos adivino,
tu anhelo fúnebre sigiloso
sujetandose a tu garganta
cuando enfrentas al amanecer,
la furia primaveral que te espanta,
el frío que emana tu ser,
todo lo que se te hace quebranto
es lo que te vuelve única,
dejame seguirte y con mi llanto
hacerte un altar y una túnica
y en cada medianoche adorarte.
Cómo no hacerlo si te atreviste
a caminar en el horror, como no amarte
si eres la melodía que cuanto más triste
más pureza sus acordes desgrana.
Dejame seguirte. Quiero reposar
de esta humanidad insana.
Dormir sabiendo que al despertar
me hallaré perdido en tu lejanía
y en nuestro cuarto un ángel bueno
vestido de luto encenderá la agonía
que correrá libre, sin freno