Abuso es tomarse demasiada confianza, y abuso es colocar un texto mío y abusivo de muestra: porque así es la vida.

(II)

Probeta llena eres de seres, y pasa el tiempo. Vienes borracha ¿de dónde vienes? Para. El musgo no arde. Tampoco los sugestivos diamantes con muérdago, pretextando fidelidad o felicidad ligeramente progresista girando el cuello. ¿Qué horas son estas de venir? Es un protocolo de amantes que lamen lubricidades sin sentido. Adiós coyunda. Tampoco desaparecieron los dolores del alma con esta deshonra. Eres tan puta como tu madre. Carta a los Corintios (3:15): ”Se salvará, pero como a través del fuego.”
El niño sano y un mechero barato se prepara para el reformatorio. Y cruje la cama con algunos prototipos de pelotas, golosinas y peluches, todo al traste.

-Es que prefiero marcharme sin decir nada. Ahora salgo a buscar lo que no tengo. Los cartones algo abrigan.

“Dulce refrigerio de la bilis” ya sabes Shakespeare: a pasar frío. Fue un prólogo de baños fritos de cemento y cloacas de azúcar quemado. Proeza de vísceras cordiales toda la vida juntos. Puta. Urgen a la aventura de prender fuego a todo. La madera policromada sí arde. Comiste incendios de tristezas conyugales con olor a gasolina.

-Mira las llamas ¿son preciosas, verdad?



Pesadilla