. Se denomina magia negra a aquellos actos de liturgia mágica cuya naturaleza, métodos u objetivos no son comúnmente aceptados por la sociedad donde se producen. Se utiliza como antónimo de Magia blanca.
Parece que la expresión "magia negra" se expandió en tiempos relativamente recientes, vinculada o derivada del término nigromancia, pues en sociedades anteriores la magia estaba permitida o estaba prohibida, pero no era común que hubiera una "magia aceptada" frente a una "magia no aceptada". Esta oposición de conceptos es propia de sociedades no totalitaristas, y por tanto modernas o contemporáneas. Probablemente surgiera ante la necesidad de asimilar en una misma sociedad religiones monoteístas de Estado y creencias locales durante el periodo colonial.
En las sociedades occidentales contemporáneas, un subtipo particular de división creada de la magia negra es la Magia roja.
El cristianismo es contrario a la magia negra y otras prácticas de magia en general, afirmando que cae muchas veces en un culto al Diablo y, por tanto, incumple el Primer Mandamiento. Categóricamente, no hace distinción entre magia blanca y magia negra.
Sin embargo, para la mayoría de sociedades esotéricas solo se considera "Magia Negra" aquella que manipula directamente la libertad, o capacidad de elección de un individuo. Siguiendo este criterio, todos los hechizos o rituales para "enamorar" están considerados como "Magia Negra", ya que manipulan directamente los sentimientos del afectado.