¿Por que esas iglesias, esos tribunales, esas cortes políticas, y todas las demás instituciones hipócritas que pretenden gobernar nuestras vidas han de insistir, casi siempre bajo amenaza de horribles castigos, en que creamos que existe un dios supremo? ¡Un padre completamente bondadoso! ¡Un cielo como recompensa! ¡Un infierno para castigar! ¡Un más allá! ¿Por que? ¿Por que necesita el universo de alguien que lo cuide? Tiene leyes eternas, inherentes a su naturaleza; no necesita promotor original. El movimiento continuo de la materia lo explica todo; materia sin personalidad, sin amor ni odios, sin hambre ni sed; materia sin mandamientos de piedra ni leyes de pergamino; una materia sagrada e impersonal, de una indiferencia divina, que fluye continuamente.

Todo lo que esta en movimiento sin parar es un motor en si; no tenemos que buscar otro que sea divino; toda causa que nuestros maestros eruditos expresen en vez de esta simple verdad resulta de manera inevitable incomprensible para nosotros, también para ellos.

¿Los he llamado maestros? ¡Ja! No son más que zorros astutos y arteros, que utilizan la religión como un yugo para restringir cualquier instinto noble en el ser humano. Examina críticamente sus teorías ridículas respecto al principio de la vida; por ejemplo, la de que el hombre es superior al animal… Esto es una declaración de lo más arrogante e irracional, si la contemplamos a la luz concluyente de la historia. ¿Puedes indicarme cualquier animal en el mundo entero que haya ideado, organizado y realizado una atrocidad semejante a la de las cruzadas cristianas? ¡Sed de sangre! No fueron más que el saqueo y pillaje de pobres salvajes demasiado civilizados, cuyo único pecado consistía en tener sus creencias propias. Ahí tienes la obra de ese apreciado animal racional.

¡Y esa convicción absurda de la vida en el más allá! No pueden convencerse de que una vez muertos, muertos estamos.

Se acabo. Cuando se ha cortado el hilo de la vida, el cuerpo humano se convierte en una masa de materia vegetal de putrefacción. Un banquete para los gusanos, y eso es todo. Dime si hay algo mas ridículo que la idea en un alma inmortal, y la creencia de que cuando muere el hombre, sigue con vida, que cuando su vida se detiene, su alma (o como la llamen) emprende el vuelo.

Me han dicho que el alma es misteriosamente distinta de la materia, pero dime, como se las arregla tu alma para nacer, crecer, fortalecerse, agitarse, envejecer… y todo ello adelantándose a la evolución del cuerpo. ¿Cómo puede ser eso, ya que ambos son totalmente diferentes? Y no rechaces la pregunta con pretexto de que todo es un misterio, pues de serlo, ¿cómo podrían intentar comprenderlo esos tontos? Un verdadero misterio no puede ser entendido ni siquiera por el intelecto mas elevado. Por tanto ¿como pueden esos sacerdotes estupidos aseverar la existencia de algo que son incapaces de concebir? Para poder expresar conceptos, y de ese modo creer, es necesario conocer con exactitud la naturaleza del objeto de esa creencia.

Antes de nacer no eres sino un puñado insignificante de materia sin forma. Después de la muerte volverás a ese estado nubloso. Te vas a convertir en la materia prima de la cual surgirán nuevos seres. ¿Será doloroso ese proceso natural? ¡No! ¿Placentero? ¡Tampoco! Veamos ahora ¿tiene eso algo de espantoso? ¡Pues claro que no! Y sin embargo, la gente sacrifica sus placeres en la tierra, esperando poder evitar sufrimientos en la otra vida. Los tontos no se dan cuenta de que después de la muerte no pueden existir placeres ni dolores; se trata nada más de un estado insensible de anonimato cósmico. Así que la regla de la vida debería ser, no que no hagamos al prójimo lo que no deseamos que nos haga el a nosotros, sino mas bien (y esta es la única regla razonable) disfrutar a expensas de quien sea.