Chat

Chatea gratis con amigos de todo el Mundo

Mostrando resultados del 1 al 7 de 7

Tema: El sabio

Threaded View

Mensaje Previo Mensaje Previo   Próximo Mensaje Próximo Mensaje
  1. #4
    Fecha de Ingreso
    11-junio-2007
    Ubicación
    Arrasate-Mondragon
    Mensajes
    2.810

    Predeterminado

    
- Y esa Paloma Kan - dijo tranquilamente el viejo - Esa paloma eres TÚ! - El joven le miró asombrado - Sí tú Kan, porque como tú esta paloma no se ha conformado con las migajas del suelo, tú has ido directamente a la fuente y te has quedado a vivir en ella. - El anciano se acomodó en su asiento - Si te acuerdas, al principio esta paloma estaba asustada como la que más, sin embargo vio que la recompensa por confiar en ti, por subirte a tu mano era enorme. ¡Esta es la paloma más feliz y rica de todo este palomar! - Dijo el anciano resaltando sus palabras con un gesto de sus brazos que abarcó todo el patio - Después de arriesgarse vio que realmente estaba segura entre tus manos y se dispuso a comer tranquilamente. Incluso ahora, mientras las palomas del fondo pasan hambre... ella duerme tranquila, con la barriga llena y con mucha más comida a su disposición. - El anciano señaló a las palomas del fondo - las demás podrían hacer lo mismo, podrían volar hasta tus manos a comer y dormir tranquilas... tú incluso se lo ofreciste a algunas, fuiste detrás de ellas y ellas echaron a volar asustadas... ¿Acaso no tienen alas para volar a tus manos? ¿Acaso no tienen pico para comer? - El anciano sonrió - Lo que les falta es un corazón puro que les infunda el valor suficiente para batir sus alas y volar hasta tus manos.


    
Kan guardó silencio para meditar las palabras del anciano... eran ciertas, todas las palomas tenían las mismas oportunidades, la única diferencia estaba en cual era la paloma que tenía el valor para hacerlo. Igualmente todos los seres humanos contaban con las mismas oportunidades... la diferencia estaba en quienes eran cobardes y se escondías detrás de culpabilidades y "suertes"... y quienes eran valientes y hacían lo que tenían que hacer para alcanzar ese premio sublime. 


    
- Aún más, anciano - Exclamó el Joven Samurai entusiasmado - mira las palomas, algunas son blancas y otras grises, unas tienen más plumas y otras menos, unas tienen las patas enteras y a otras les ha comido algún dedo algún gato... sin embargo por ninguna de esas características externas podemos juzgar cuáles de ellas se quedarán con hambre y cuáles no, por ejemplo aquella bellísima paloma toda blanca - dijo señalando con su mano Izquierda, ya que en la derecha dormía la paloma-samurai - es un paloma preciosa, con unas alas que sin duda le facilitarían el volar rápida y presta hasta la comida, sin embargo se queda allá, alejada y muerta de hambre porque le falta valor. Y a esta de aquí le falta una pata, y eso no le impide comer. Bellas y mutiladas, débiles y fuertes están mezcladas... pero ninguna de estas características les hace alcanzar la comida, sino que es el valor y el coraje de su corazón lo que les impedirá morirse de hambre y comer!

    
- Exacto! Has entendido muy bien! Sólo falta una cosa - El anciano miró fijamente al joven - ¿Te acuerdas cuando te mandé que ofrecieras las semillas a las palomas del fondo? A las cobardes... ¿Qué ocurrió? 

    
- Pues que huyeron, les parecería que debía de haber alguna trampa... y prefirieron quedarse con hambre a arriesgarse.


    - Pues así actúan muchísimas personas querido Kan... ¡E incluso peor! Algunas a las que les ofreces en bandeja de oro las semillas del éxito... huirán, otras te insultarán, otras sospecharán de ti, otras te pondrán a prueba... ¿Por qué? Porque su corazón es débil y cobarde, no tienen un verdadero espíritu luchador. Y dime Kan... ¿Quieres personas así en tu ejército? 


    
Kan despertó en ese momento a una realidad que no había visto hasta entonces, esta no sólo era una simple lección sobre el corazón humano, la forma de comportarse de la gente y el cómo saber diferenciarlos, era también... ¡Un consejo de incalculable valor! Porque si aprovechaba bien los conocimientos que hoy había adquirido podría formar un ejercito de personas verdaderamente valientes y audaces, podría desechar a todas las palomas cobardes y a las que viven en un mundo de sueños y falsas realidades para quedarse solamente con aquellas que realmente eran valientes y puras de corazón, las que venían ellas solas a comer las semillas del éxito y con aquellas únicas palomas que iban directamente a comer de la fuente. ¡El suyo sería un ejército invencible! 


    
- Claro que no quiero a cobardes en mi ejército! A partir de hoy dejaré de correr detrás de las palomas cobardes y daré las semillas únicamente a aquellas que tengan el valor de saber captar y aprovechar la oportunidad a la primera. ¡Porque únicamente esas son las que me interesan! ¡Sólo las valientes y decididas! 


    - Perfecto! – Contestó el anciano - Porque yo llevo toda mi vida intentando que las personas que son como aquellas palomas del fondo vuelen hasta la comida... ¿Y sabes lo que he conseguido? - preguntó al joven - ¡NADA! Que huyan una y otra vez... créeme, por mucho tiempo que corras detrás de ellas no conseguirás nada. Y eso no es lo peor ¿Sabes que es lo peor?

    
- Sí! - Contestó el joven Samurai sorprendiendo al Sabio Anciano - Que cada segundo que pierdes con ello es un grano que le quitas de comer a una paloma que sí quiere comer de tus semillas.
    

- Exacto! - Contesto GranSan - ¿Y sabes lo que voy a hacer ahora? - El anciano miró con cara divertida al joven - Voy dejar de perseguir palomas cobardes y me voy a poner con las manos abiertas a dar semillas a las palomas valientes, pues hoy he visto que es una tarea mucho más fácil y productiva. ¡Espera aquí un momento!

    Y diciendo esto desapareció dentro de su vieja ermita. Kan miró a su paloma y probó intentar colocarla en su hombro, milagrosamente la paloma encontró más agradable el hombro del joven que su mano y decidió quedarse a dormir tranquilamente en el hombro del que ya consideraba su almacén personal de comida. Al poco rato reapareció el anciano con un ligero saco y su vieja escoba, y echándose el primero encima de su hombro y tomando la segunda como si de una espada se tratara preguntó al joven Samurai...

    - Admitís ancianos de noventa años en tu campamento? 


    - ¡Sí claro! ¿Deseas ser un Samurai? 

    
- ¿Tendré que aprender a manejar la espada? ¿Es necesario que me levante al amanecer y me acueste cuando la luna está en su cenit? ¿Acaso he de aprender y enseñar todo lo que se a cientos de personas?

    
- Sí, sí y Sí! - Respondió automáticamente Kan.
    

- Pues entonces vamos... ¡Que estoy impaciente! - Y añadió mirando la paloma - Por cierto te llevas a tu paloma-samurai. 


    - Parece que sí, me ha tomado por un almacén de comida andante... - y acariciando el suave pecho de la paloma añadió - Me parece que esta paloma ya ha solucionado su vida para siempre!

    Anónimo.
    Última edición por pana; 04-ago.-2008 a las 14:16

Normas de Publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder mensajes
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •