...




Que maldita costumbre tenemos los brasileros –y no solo nosotros- de importar cualquier costumbre extranjera, y enseguida transformarla en algo casi autóctono y obligatorio de ser recordado y festejado.

Infinitas veces (y hasta a propósito) le pregunto a las madres porqué disfrazaron su hijo, si todavía no es Carnaval.
Las madres me miran horrorizadas!!!
Luego que salen del shock, con un tonito piadoso-pedagógico, me explican:

-Es que hoy es Halloween!
-¿Y que es Jalogüin? Cuál es el origen de andar disfrazado de monstruito, pidiendo golosinas por las casas de los vecinos?

Ahí es que se les cae el barniz. Pensarán que estuve secuestrada siglos en manos de una tribu amazónica, que soy una ignorante, o que les estoy tomando el pelo. Todas me dan la espalda indignadas y se alejan repitiéndole a su hijo para que no se olvide:

-Trick or treaters! (con un terrible acento brasilero).

Les aseguro que el 99% no tienen la más puta idea del origen. Si lo supieran, les doy por descontado que muchos ni lo festejarían.


=======================


El año pasado en el shopping de mi barrio, fue montada una aparatosa decoración navideña.
Una estufa a leña (aunque no lo crean, encendida!), un sofá de esos bien peludos y un Santa Claus, Papá Noel, San Nicolás o como le llamen, de carne y hueso.

El pobre gordo estaba sentado, con botas, gorro, barba postiza de algodón que le cubría casi todo el rostro y los infaltables nenitos, haciendo fila para sentarse en sus piernas, para que los papis les saquen fotos.
Todo esto hasta que sería casi normal, si no estuviéramos en Rio de Janeiro con 40 grados de calor, aun con aire acondicionado!

Las gotas de transpiración del Santo Invento de los comerciantes, eran del tamaño de bolas de ping-pong. La ropa encharcada ya no era roja. Ahora era de un púrpura resbaloso y seboso.
Como si fuera poco, del techo caía constantemente una nieve sintética que se le pegaba al cuerpo mojado, haciéndolo parecer cada vez más con un muñeco de nieve.

De la deshidratación que tenía el pobre gordo, el clásico ho, ho, ho...sonaba muy parecido a un HELP, HELP, HELP!!

Sería hasta cómico, si no fuera realidad.
Dantesco.


================================


Ahora también les cuento. Como no podría ser de otra manera, tenemos nuestras estupideces semi-autóctonas.

Todas y todos los bien nacidos, el 31 de Diciembre aguardamos la llegada del nuevo año, vestidos de blanco.
Pero todo, todo... (desde los zapatos hasta el moño del pelo, pasando por las bombachas, lógico) tienen que ser estrenado esa noche.
Pecado que es perdonado, al que por problemas financieros, no puede desembolsar ese dinero.

Ahora esto si es imperdonable. Que no haya un hermoso pavo (muerto y asado, por supuesto) en la mesa natalina o del final de año.
Esa pobre familia que no cumpla con esta obligatoria tradición, no tendrá un feliz primero de año. Tendrá un tristísimo 32 de diciembre. 33, 34, 35 de diciembre y así infinitamente, hasta que coman un pavo!!!


========================================



Con un dólar cayéndose a los pedazos y un Euro cada día más fuerte, los brasileros ahora estamos buscando en el viejo mundo, nuevas fechas para conmemorar.

En un futuro no muy lejano:

Un 14 de Julio como hoy, en plena Avenida Rio Branco con Presidente Vargas, un montón enorme de ciudadanos desfilando y cantando La Marsellesa a toda garganta.

Yo ignorante y curiosa como siempre, me acerco a un desfilante y le pregunto:

-¿Y este desfile es por qué?
-Cómo por qué? Un día como hoy, los franceses se tomaron la pastilla!!!
-Ahhhhh. Mire usted....


Por favor...Déjenme tranquila con mi ignorancia!!!!



...