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Hoy fue un día que no le di mucha bola al trabajo.
Es decir, hoy trabajé como una persona normal, porque lo que hago los demás días, son maratonas interminables de horas y horas, como si no hubiera nada que pudiera ser hecho o terminado mañana.

Debe ser por eso, que me di tiempo a pensar en otras cosas, que también me preocupan. Hacía varios meses que no les dedicaba tiempo a mis hermanos y hermanas.
Sería algo que tendría que hacerlo más seguido. Una especie de misa en recuerdo de ellos.
A los que junto a mi, comenzamos la lucha por llegar y solo yo lo conseguí.
A los millones y millones de mis hermanas y hermanos que sucumbieron en el camino a la vida.

¿Cómo no se van a merecer mi respeto y mi recuerdo melancólico?.

Porque debimos ser millones (o billones?) de espermatozoides que salimos como locos tratando de perpetuarnos, de fecundar, de tener vida pensante...
Hoy pensé mucho en ellos.
En los que no llegaron. Y me preocupé.

En que responsabilidad me pusieron.
La única que llegó entre tantos y tantos hermanos!.
Yo vengo a ser su representante, su embajadora. Les debo respeto y tratar de ser la mejor, para no dejarlos mal.

Pensar que si no hubiera llegado yo, la que lo hubiera conseguido podía haber sido una bailarina famosa, una madre ejemplar, o una tenista renombrada como Brasil nunca tuvo.
Yo me consuelo diciendo que también podría haber salido una vagabunda, o una política corrupta.

Pero no se...
Carga pesada, no?

¿Alguna vez Uds. lo habían pensado?

Brindemos por los millones (o billones?) de hermanos que no llegaron.


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