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Hoy es un día muy importante para Brasil.

El Supremo Tribunal Federal (Alta Corte de Justicia) se reúne para decidir sobre la polémica del uso de las células tronco de embriones humanos, que si no son usados, no solo no serían capaces de formar fetos, sino que terminarían en el tacho de basura hospitalaria.

Como siempre, contra la ciencia y la inteligencia, lucha la superstición.
Por eso hoy, es un día crucial para el Supremo.
Sus miembros, son personas casi que tienen la obligación de tener una sólida cultura humanística y filosófica.

En el caso de las células tronco, donde no hay la menor duda que todo es a favor del bien común, -tan claramente explicado por los científicos-, no aceptar esto, sería creer que no hubo evolución de las especies. Que Darwin era una bestia y que el mundo nació pronto, hace seis mil años, apenas con Adán y Eva, amándose bajo las órdenes de la serpiente. Como quieren los creacionistas.

Además de decidir lo que es o no constitucional, el Supremo, debe tener una misión educativa y civilizadora.

Confío en que no nos van a desencantar.


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