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HEBREOS 9:11-14 "Jesús entró (no, no con la sangre de machos cabríos y de torillos, sino con su propia sangre) una vez para siempre en el lugar santo, y obtuvo liberación eterna para nosotros.
Porque si la sangre de machos cabríos y de toros, y las cenizas de novilla rociadas sobre los que se han contaminado, santifica al grado de limpieza de la carne,
¿cuánto más la sangre del Cristo, que por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, limpiará nuestra conciencia de obras muertas para que rindamos servicio sagrado al Dios vivo?"
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