La mejor historia de sexo que tengo fue con mi novio. Íbamos en coche a su casa muy temprano por la mañana y empecé a besarle el cuello y a frotarle la pierna. También le rozaba la polla de forma provocativa. Cuando vi y sentí el enorme bulto en sus pantalones, empecé a susurrar cosas como: "Mis bragas están empapadas. Necesito tu polla dura como una piedra dentro de mí ahora" y "Mi coño palpita. Me duele y me arde por ti".

De repente, giró en un campo y estacionó la camioneta. Me agarró del pelo y empezó a besarme y a frotarme el coño. En ese momento, estaba empapada. Dijo: "¿Estás lista para que te folle?" Me arrancó la camiseta, me bajó los pantalones cortos y las bragas y me dijo que me subiera a su polla y la tomara si quería.

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Echó el asiento hacia atrás por completo y yo me senté sobre su polla y puse mis piernas y pies sobre sus hombros. Tenía los brazos detrás de la espalda agarrando el volante mientras rebotaba arriba y abajo y me apoyaba sobre su enorme miembro. Tuve orgasmos que me hicieron volar en una montaña rusa y cada vez que me corría, él me decía que no parara, que siguiera cabalgando su polla. Me dijo que me iba a follar hasta que me desmayara y me haría correrme sobre él.

Teníamos el aire acondicionado encendido y las ventanas medio bajas. Estaban tan empañadas. Después de unos buenos 45 minutos, los dos nos corrimos otra vez y luego fuimos a comprar bebidas a la tienda. Estábamos tan borrachos que apenas podíamos salir de la camioneta.