Buenas doonga,
Tanto tú como yo somos capaces de entender perfectamente que cuando dice venderlo todo, se refiere en el contexto de Jesús que le manda a los ricos que lo vendan para dárselo a los pobres, no estaba hablando de que vendiera hasta la ropa interior y fuera desnudo por el mundo, del mismo modo predica Roberto hasta donde le he entendido. Que Roberto tenga o no tenga una casa donde vivir y esta se utilice como herramienta desde la cual predicar el Evangelio como Dios manda no nos concierne a nadie. Otro asunto sería que esa casa fuera una mansión llega de lujos y riquezas, en ese caso lo mismo sería más adecuado vender esas posesiones millonarias, ponerla al servicio de los pobres o necesitados y vivir de una forma más humilde. Pero no veo mal alguno en lo que haga o deje de hacer Roberto siempre y cuando cumpla con la palabra de Dios y predique su Evangelio.
El problema con eso es que
Roberto rechaza el rescate de Jesús
dice que no le hace falta porque no tiene pecado
así que a raíz de eso
todo lo demás que haga o no haga es en vano
lo primero es aceptar que somos pecadores
y que necesitamos el ráscate de Jehová Dios
por medio de su hijo
Bautizarse en agua
y hacer la voluntad de Dios
si no se hace por amor
es en vano y todos vemos la actitud arrogante
de roberto que lo que habla es de lo magnifico que el es
y lo despreciable que son los demás
No estimado
Roberto igual que tu so unos hipócritas
que dicen una cosa y hacen otra
RECUERDA
“Ustedes han sido salvados mediante fe;
no es debido a obras, a fin de que nadie tenga base para jactarse.” (EFESIOS 2:8, 9.)
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)
Yo no rechazo nada.
Ju@njo ya te ha captado y sabe cómo eres y que la codicia en ti permanece, y tratas de justificar la riqueza porque lo que no sabes es que los demás sabemos cómo es tu religión de los T.J
Entonces aceptas la salvación por la sangre de Jesús
gracias por aclarar la cosa.
Hebreos 9:14-15 TLA.
Pues si todo eso tiene poder, más poder tiene la sangre de Cristo.
Porque por medio del Espíritu, que vive para siempre,
Cristo se ofreció a sí mismo a Dios
como sacrificio sin mancha ni pecado.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)