La sangre de Jesus salva
La sangre de Jesus salva
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)
Las Profecías Mesiánicas son las profecías bíblicas usadas tradicionalmente por el Antiguo Testamento para reconocer la identidad del mesías. Sin embargo, es preciso señalar que en el judaísmo, muchas de ellas ni siquiera son consideradas como "profecías mesiánicas", sino de la era mesiánica o de hechos históricos acontecidos en un tiempo distinto al que vivió Jesús. Por lo tanto, la visión cristiana no coincide con la judía, salvo en algunos puntos, para el reconocimiento del verdadero mesías.
Los mesiánicos consideran que en Isaías 7:14 se refiere a Jesús (Yeshua). Pero desde la interpretación del texto judío, dicha cita no se refiere a Jesus, ni mucho menos sobre un "mesías" engendrado anormalmente sino se refiere al hijo del Rey Ajaz y de la joven ('almma') Aviyah bath Zekaryau, (esposa del Rey Ajaz). En Isaías 7:1 se dice:
Y ocurrió en los días de Ajaz hijo de Yotham, hijo de Uziyahu, rey de Yehudah, que Retzin, rey de Siria (Aram), y Pekaj hijo de R’maliyahu, rey de Yisra’el, subieron a Yerushalaim en son de guerra, pero no pudieron prevalecer contra ella.
Cuando estudiamos cuidadosamente las Escrituras Hebreas,
encontramos decenas de profecías que se cumplieron en Jesucristo.
Estas predicciones anunciaron el origen que tendría el Mesías,
el momento en que se presentaría, las obras que llevaría a cabo,
el trato que recibiría y el papel que desempeñaría en el propósito de Jehová.
Todas ellas se juntan para formar un enorme cuadro
que nos permite identificar con certeza a Jesús como el Mesías.
Sin embargo, hay que tener mucho cuidado a la hora de calcular
la cifra total de profecías mesiánicas contenidas en la Biblia.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)
La Biblia, en un afán de «educar» (adoctrinar, más bien) enseñando que la crítica hacia esta y su dios es algo que no debe hacerse, dedica la mayoría de sus relatos a describir cuan de poderoso es el personaje que ellos representan y qué sucederá si no se le hace caso a este o, en su defecto, a ellos. Los argumentos ad baculum, soltar maldiciones a diestro y siniesto, son uno de los recursos que las religiones usan en su empeño por escapar de toda crítica hacia sus afirmaciones. He aquí, en este relato de Levítico, un ejemplo de ello:
Levítico 24:10-23
10 En aquella sazón el hijo de una mujer Israelita, el cual era hijo de un Egipcio, salió entre los hijos de Israel; y el hijo de la Israelita y un hombre de Israel riñeron en el real:
11 Y el hijo de la mujer Israelita pronunció el Nombre, y maldijo: entonces le llevaron á Moisés. Y su madre se llamaba Selomith, hija de Dribi, de la tribu de Dan.
12 Y pusiéronlo en la cárcel, hasta que les fuese declarado por palabra de Jehová.
13 Y Jehová habló á Moisés, diciendo:
14 Saca al blasfemo fuera del real, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación.
15 Y á los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cualquiera que maldijere á su Dios, llevará su iniquidad.
16 Y el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará: así el extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre, que muera.
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