Mahoma, reconocido como el profeta fundador del Islam, vivió unos 600 años después de Jesucristo. Por ese entonces el concepto del infierno ya estaba bien establecido en el cristianismo, así que Mahoma lo adoptó dentro de la nueva religión. De hecho, el infierno y el juicio final se encuentran dentro de los temas dominantes del Corán, que advierte: «A aquellos que se nieguen a creer en nuestros signos, los acercaremos al fuego ardiente. Tan pronto como su piel sea consumida por el fuego, los revestiremos con otra para hacerles probar el suplicio» (Sura 4:56, Traducción Khalifa). Numerosos versículos relegan a los incrédulos a este ardiente infierno, «donde permanecerán para siempre».