No mi querido robertico: tú morirás cuando llegue el momento. Por algo le has dejado tu casa en herencia a tu hijo,
lo has hecho porque sabes que morirás. No vengas con historietas.
Y morirás bien muerto, al igual que yo.
Nadie se ha zafado de la muerte, estimado, y tú tampoco te zafarás.
Eso te lo doy firmado.