Los padres israelitas enseñaban a leer y escribir a sus hijos, y de Jesús se dice que el no había asistido a las escuelas rabínicas, y sus seguidores tampoco.
En los días de Jesucristo, todas las ciudades palestinas tenían su propia sinagoga, y las ciudades más grandes tenían más de una. En Jerusalén había muchas. En las Escrituras hasta se menciona el caso de una sinagoga edificada por un oficial del ejército romano para el uso de una comunidad judía. Lucas 7:2, 5, 9.