Y Jesús considera su "alimento" este
"permanecer en su amor, es decir, el cumplimiento de su voluntad:
"Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado
y llevar a cabo su obra" (Jn 4, 34).
Es lo que dice a sus discípulos junto al pozo de Jacob en Sicar.
(Juan 5:30) Yo no puedo hacer ni una sola cosa por mi cuenta.
Juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo,
porque no busco hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me envió.
(Juan 5:36) Pero el testimonio que yo presento tiene más peso que el de Juan,
porque las obras que mi Padre me mandó a hacer,
estas obras que yo hago, confirman que el Padre me envió.
(Juan 17:4) Yo te he glorificado en la tierra; he completado la obra que me encargaste.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)