“Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella.
8 Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle.»”.
(Mateo 2:7-8 - Biblia de Jerusalén)
Herodes era muy malo, muy malo. Pero muy tonto, muy tonto.
Para un cuento, bien está.
Si Herodes hubiera querido saber en dónde estaba Jesús, habría enviado un espía que siguiera a los magos. Así de sencillo.
La Verdad nos hará libres.