Cita Iniciado por Elisabet* Ver Mensaje

Vuestra doctrina de los TJ está completamente equivocada, y tenéis una mala traducción de las escrituras, y así no comprendéis que con el Nuevo Pacto Jesucristo nos enseñó los verdaderos mandamientos de Dios.

Por eso nos dijo Jeremías que Dios haría un Nuevo Pacto y nos dice cuál es el Nuevo Pacto. El profeta Jeremías dice que el nuevo pacto es que Dios daría a sus hijos su ley en la mente de ellos y la escribiría en su corazón:

Jeremías 31:31-33
este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Yavé: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón

Entonces, la Ley del Nuevo Pacto, que es la Ley que Jesucristo nos enseñó cuando predicó el Evangelio, es la Ley que Dios había dado realmente a Moisés y al pueblo de Israel, porque la profecía de Jeremías dice "Daré mi ley...." (la Ley que realmente habla dado Dios).

Y Jesucristo dio su vida por volvernos a enseñar esta verdadera Ley de Dios, que es la ley y los mandamientos que Jesucristo nos enseñó cuando predicó el Evangelio y que es la ley del Nuevo Pacto. Por eso la sangre de Jesucristo es la sangre del Nuevo Pacto, porque Jesucristo dio su vida para enseñarnos la ley que realmente había dado Dios a Moisés y al pueblo de Israel.


Entonces, lo que Pablo enseñaba es que se hizo un Nuevo Pacto porque el Pacto anterior estaba defectuoso, porque se hizo viejo (fue invalidado porque la ley de Dios había sido cambiada en mentira por la pluma mentirosa de los escribas, como dice Jeremías 8:7-8 ).

Lee lo que dice Hebreos en una versión que no es la vuestra para que veas qué diferente es:

"Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos dice:
He aquí vienen días, dice el Señor,
En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;
No como el pacto que hice con sus padres
El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
Porque ellos no permanecieron en mi pacto,
Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel
Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en la mente de ellos,
Y sobre su corazón las escribiré;
Y seré a ellos por Dios,
Y ellos me serán a mí por pueblo;
Y ninguno enseñará a su prójimo,
Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor;
Porque todos me conocerán,
Desde el menor hasta el mayor de ellos.
Porque seré propicio a sus injusticias,
Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.
Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer". (Hebreos 8,6-13)

Y ahora lee lo que dice Jeremías para que veas que la ley del Nuevo Pacto, la que Jesucristo enseña en el Evangelio, es la ley que Dios había dado realmente:


"He aquí que vienen días, dice Yavé, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto;porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Yavé. Pero este es el pactoque haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Yavé:Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón;y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Yavé; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Yavé". (Jeremías 31,31-33)
Apreciada Elisabet,anulas por completo el propósito de Dios y su Hijo Jesús:
Dios hizo un pacto con su Hijo para un reino, y Jesús lo hizo con sus amigos íntimos,validándolo con su vida en el madero cuando le dieron muerte.

"Ahora bien, ustedes son los que en mis pruebas se han mantenido a mi lado. Y yo hago un pacto con ustedes para un reino, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo".Lucas 22:28,29

En la noche del 14 de Nisán de 33 E.C., después de celebrar la Cena del Señor, Jesús hizo este pacto con sus once apóstoles fieles y les prometió que se sentarían sobre tronos.
En el día del Pentecostés inauguró este pacto con ellos ungiendo con espíritu santo a aquellos discípulos presentes en el aposento de arriba en Jerusalén. Aquellos que se adhiriesen a él a través de pruebas y sufriesen su misma clase de muertereinarían con él y compartirían su gobernación real. Este pacto entre Jesucristo y sus reyes asociados está en vigor eternamente. Apocalipsis 22:5
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