Fue tal la fijación que Jehová tuvo con los Israelitas (Hebreos, Judíos, o cómo se llamen), que ignoró a los demás pueblos.
Leyendo la Biblia, parece que en el mundo no existiera, más que Israel y las naciones colindantes.
Los escritores de la Biblia ignoraban que existían, no solo innumerables naciones, si no incluso continentes: América, Oceanía, etc. Los habitantes de estos continentes se supone que también eran hijos de Dios.
Claro, como a toda esta gente le tuvo abandonada el tal Jehová (debido a los berrinches que le daba el pueblo Judío), pues los pobres se inventaron ídolos, para explicarse todo lo que desconocían.
Menos mal que los cristianos suplieron las deficiencias de Jehová, y a partir de 1.492, con la cruz y la espada, pusieron las “cosas en su sitio”. Bautizaban a los niños salvajes y después les aplastaban el cráneo. Así aseguraban su entrada cierta en el Bendito Reino de los Cielos.
Los buenos creyentes, cuando vayáis al Cielo, observad las cabecitas de los niños que se encuentran allí. Os daréis cuenta y pensaréis : ¡Tomás tenía razón!
Última edición por tomas0402; 09-sep.-2022 a las 06:50
La Verdad nos hará libres.